Uno de los desafíos más importantes de quienes ocupan posiciones en empresas es de qué manera establecer objetivos efectivos.
Sabemos que los objetivos son necesarios en toda organización y en cualquier área donde el desempeño y los resultados afectan de manera directa la subsistencia y el éxito.
¿Cómo definir y lograr objetivos equilibrados?
En el ámbito empresarial, existe un amplio consenso sobre los beneficios que aporta a las organizaciones el hecho de determinar objetivos. Y como consecuencia, los ejecutivos a cargo de esta tarea necesitan comprobar que tienen las habilidades necesarias para fijar metas ambiciosas, pero que estén dentro de los márgenes que las empresas puedan cumplir realmente.
La importancia de los objetivos ambiciosos
La razón por la cual una empresa se traza objetivos es porque busca alcanzar resultados concretos. Sin embargo, existe una gran diferencia cuando analizamos el tipo de objetivos que se establecen.
Los teóricos de estos aspectos indican que hay una relación directamente proporcional entre la exigencia y el éxito en todas sus esferas. Dicho de otro modo, cuando los ejecutivos establecen un modelo de liderazgo que persigue objetivos exigentes, al trabajar para alcanzarlos se genera un modelo de conducta que influye poderosamente en la inspiración y motivación del equipo de trabajo.
Sin embargo, existen dos riesgos que se pueden advertir. El primero se produce cuando se fijan objetivos muy poco ambiciosos, lo que implica un bajo nivel de satisfacción entre los integrantes del equipo. La otra cara de la moneda es establecer metas muy altas, muy difíciles de lograr, generando una sensación de desánimo en el equipo.
¿Dónde está la clave entonces? En encontrar un punto intermedio, donde exista un equilibrio entre una alta exigencia y objetivos razonables, apegados a la realidad.
¿Cómo lograr objetivos equilibrados?
Más allá del sentido común y el criterio, un líder debe sacarle provecho a las herramientas tecnológicas que tiene a su disposición para determinar objetivos efectivos. Además, su trabajo debe considerar el uso de modelos que apunten tanto a largo plazo como a las tareas diarias.
Para el primer punto, donde la base es la consecución de metas dentro de varios años, el modelo conocido como BHAG (Big Hairy Audacious Goal), creado por Jim Collins.
A su vez, para el trabajo diario, donde tanto las empresas como los trabajadores tienen objetivos específicos, los líderes deben optar por modelos que respondan a estas metas. Uno de ellos es el conocido como SMART (Specific, Measurable, Attainable, Relevant, Time-related), propuesto por George T. Dorian.
Claves para definir objetivos efectivos
Una vez realizada la diferenciación entre objetivos de largo, mediano y corto plazo, la clave es definir objetivos que sean efectivos. En cada área que compone una empresa, este punto es fundamental.
La primera idea de fondo que hay que considerar es que debe primar el concepto de sostenibilidad, que permita apuntar a acciones que se puedan mantener para alcanzar objetivos que ya se han logrado antes. En segundo lugar, hay que considerar el concepto de superación, donde se propongan objetivos más exigentes que obliguen al equipo de trabajo a realizar un esfuerzo mayor para alcanzar niveles más altos en la escala de logros de la empresa.
Bajo este fundamento, y con el propósito de mantener el compromiso y la compenetración del equipo, identificamos los factores a seguir para definir objetivos efectivos:
1. Definir el premio al esfuerzo
Aunque las empresas busquen formar equipos altamente motivados y que tengan “la camiseta puesta”, no todos los integrantes de éste trabajarán solamente para lograr los objetivos bajo un compromiso emocional. Existirán también aquellos que estarán enfocados por el hecho de recibir una recompensa proporcional a la magnitud y complejidad de la meta alcanzada, donde también existe un ingrediente relacionado con el impacto que esto genera para la empresa.
Ante esta realidad, quien ejerce la posición de liderazgo debe considerar establecer de manera anticipada el tipo de premio que se entregará a los trabajadores a cambio de los logros conseguidos. La forma de motivar a los profesionales puede ser a través de pagos y otros estímulos monetarios hasta otro tipo de recompensas, como beneficios, agradecimientos, entre otros.
2. Inspirar al equipo usando emociones positivas
Cualquier objetivo que se quiera cumplir en una empresa requiere de acciones que inspiren a los trabajadores. Y a medida que las metas sean más difíciles de lograr, las emociones pasan a jugar un papel más preponderante para despertar esa inspiración que proviene de quienes ejercen el liderazgo.
Independiente del objetivo que se persigue, sea éste mantener a la empresa en el rumbo y ritmo que posee o dar un salto hacia logros más complejos, los líderes deben transmitir emociones positivas.
Esto alimenta la confianza y el reconocimiento en el grupo, a través de emociones que transmiten un mensaje relacionado con la importancia de la superación, de que todo esfuerzo, por más pequeño que sea, es bien valorado y encamina a toda la organización a conseguir algo de lo que todos se sentirán orgullosos y por lo que recibirán una recompensa.
Por eso, la idea es trabajar las emociones demostrando reacciones positivas, pero sinceras. Es clave generar una cultura del logro, reiterando los beneficios que se conquistarán a nivel colectivo e individual si se consigue el objetivo trazado.
También es importante reforzar el concepto de la resiliencia, considerando que en el camino se presentarán diversas dificultades que hay que superar para alcanzar las metas. Aspectos como el orgullo y la superación personal también deben incluirse en este punto, ya que contribuyen a recalcar la idea de que para alcanzar los objetivos se requieren pequeños avances que requieren el esfuerzo de todos, lo que se traduce en un sentimiento de orgullo por estar dando el máximo para llegar al nivel deseado.
3. Realizar un seguimiento
El cumplimento de los objetivos no termina con una clara definición de éstos y la entrega de elementos para que el equipo logre su cometido. Resta quizás el mayor desafío, que es cumplir con el trabajo necesario para llegar a la meta.
Y esto requiere no solo el compromiso del equipo, sino conservarlo a lo largo de todo el proceso. En una empresa es importante trabajar mentalmente la idea de alcanzar los objetivos, pero también hacer un seguimiento que actualice de manera constante el progreso y en qué punto se encuentra la evolución del trabajo que llevará a la empresa a alcanzar las metas trazadas por sus líderes.
El monitoreo a través de tablas y otros indicadores que permitan apuntar el cumplimiento de cada tarea individual y colectiva, destacar los hitos importantes, realizar reuniones periódicas, son formas de llevar un control sobre lo que se está haciendo en un momento dado. Eso permite tener una visión general y específica de cada acción e introducir correcciones cuando la situación lo amerite.
El uso de herramientas tecnológicas es fundamental también. Primero porque cada integrante puede aportar datos a una base general de recopilación de antecedentes que se puedan evaluar. Segundo porque a través de plataformas de información se pueden transmitir novedades o reforzar los mensajes clave que refuercen el compromiso y mantengan al equipo trabajando de manera cohesionada, implicados en la iniciativa.
4. Evaluación del progreso
Finalmente, todo proceso que apunte a la consecución de objetivos al interior de una empresa debe estar sometido a algún tipo de evaluación.
Solamente gracias a este tipo de procedimiento, los ejecutivos tienen la posibilidad de establecer una relación entre lo que se pensó originalmente y lo que se obtendrá una vez que termine el proceso.
En la medida que avanza cada etapa, reuniendo la información y datos necesarios, se pueden medir los resultados que se están obteniendo de manera parcial y cómo éstos se perfilan para lograr la meta. Así se pueden definir correcciones y cambios, o simplemente mantener lo planificado según la idea original.
Ejercer el liderazgo supone una misión fundamental en materia del cumplimiento de objetivos dentro de una empresa. La claridad para establecer esas metas, la comprensión de la importancia que tiene tanto definirlos como inculcarlos a un equipo de trabajo, son aspectos que deben estar en primer plano a la hora de trazar un plan al respecto.
Del mismo modo, es clave trazar objetivos efectivos, que el equipo pueda cumplir y por los cuales trabaje con compromiso y entusiasmo. Y para eso, debe existir el apoyo de herramientas que permitan reunir datos que ayuden a tomar decisiones que pueden ser cruciales tanto para mantener el curso de acción o para corregirlo en caso de alguna desviación o error.